Deslizaba los dedos sobre su cuerpo desnudo,
con suavidad desde la cadera, paseando por la espalda.
Mis dedos atravesaban su miedo y llegaban al cuello.
Su cuerpo desnudo, de lado y de espaldas dormía placidamente.
Siempre me gustó verla así, a veces no tocaba, simplemente miraba
sus curvas, su placentero sueño divino.
Apartaba con sigilo ese hermoso pelo rizado de su cara, y daba un
pequeño beso en la mejilla.
Así podía pasarme las horas muertas, sintiendo cosquillas por todos lados,
amándola en el mismo silencio de la noche.
con suavidad desde la cadera, paseando por la espalda.
Mis dedos atravesaban su miedo y llegaban al cuello.
Su cuerpo desnudo, de lado y de espaldas dormía placidamente.
Siempre me gustó verla así, a veces no tocaba, simplemente miraba
sus curvas, su placentero sueño divino.
Apartaba con sigilo ese hermoso pelo rizado de su cara, y daba un
pequeño beso en la mejilla.
Así podía pasarme las horas muertas, sintiendo cosquillas por todos lados,
amándola en el mismo silencio de la noche.
Un saludo.
Andrés
1 comentario:
Llena el amor en una mirada de poesía su cuerpo.
Hacerlo ya es cosa de dos.
Bellísima composición de imagen y palabras killo
Un abrazo!
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