Las ondas pasan impasibles e incoloras por los corazones, litros de sonrisas y lagrimas, piedras que se esquivan o que te dan en la cara, en la mirada surcos de belleza pasada, ondulaciones invisibles de una energía corpórea. Nuestros cuerpos se comunican mientras nuestras mentes no se entienden.
Y allí andaba yo pensando en ella, en las cosas que a veces nunca me dijo con una mirada. Un balón me saca de mis pensamientos, un niño grita que le pase el balón y al hacerlo observo el parque. Parece que hay comunión en lo que nos rodea, una comunión atípica y totalmente improvisada, como si yo quisiera organizar esa sensación de la misma manera que hice con ella. Esa onda incomprensible a lo consciente y que inconscientemente te transporta a la mujer que amas, al parque que te queda después y toda su profunda y compleja compañía…
Es mejor no comprender más allá de la razón, de tú razón…
El amor es una moneda de 20 céntimos, cambia de mano constantemente.
Un saludo.
Andrés.
1 comentario:
Me encantó la forma de terminar.
Yo creo que nunca he encontrado una moneda de 20 centimos en mi bolsillo
:) besitos dulces
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