6 de noviembre de 2006

DESTINO, TIEMPO Y CORAZÓN (CUENTACUENTOS)


Esta noche, a las doce en punto tenía que ocurrir algo sensacional, algo fuera de lo común, algo que no se puede ver más que una vez en la vida.
Por alguna razón inventarían el reloj, las horas, los minutos y los segundos. El tiempo es verdaderamente quien marca lo que el destino tiene escrito.
Y el Destino quería que fuese esa noche, llena de estrellas en el cielo, en una hora concreta, las doce de la noche, y en un lugar prefijado, justo en el punto donde yo me encontraba y justo un día después de la luna llena...

La noche anterior tuve un presentimiento, y en un momento del día, justo en el momento mas intenso de sol, mi mente y mi alma se conjuraron para mostrarme unas imágenes. Si, era de noche, pero yo veía el sol, cosas que no tiene sentido a las 2 de la madrugada, así que seguramente me hice consciente de un sueño. Estar despierto en tu propio sueño y ser consciente de lo que estas viviendo en ese momento es una sensación nueva para mí.
Lo curioso, es que todo lo que veía en ese sueño estaba cifrado y codificado de manera que yo solo podía entender.... Recuerdo esa luz del sol que emanaba rayos de coordenadas, variantes, números y letras al azar, que al reflejarse sobre mi me daban toda la información necesaria. Me sorprendió ver como mi cerebro en un abrir y cerrar de ojos podía descodificar todo aquello y entender el mensaje, me sentí como un ordenador personal traduciendo dificultosas ecuaciones matemáticas. "Mañana por la noche, a las 12 en punto... Zona este... lugar: La villa enigmática de San Martín. Punto: la fuente de la libertad."
Ese era el mensaje, y en ese momento abrí los ojos... Un pálpito me dijo que tenía que llegar hasta allí... Así que sin explicaciones, me fui para allá en coche, el viaje era largo, pero podría llegar antes de la hora prefijada. No fui a trabajar, y para evitar que me enturbiasen en mis pensamientos, decidí no activar mi teléfono...

El viaje se hizo cansino, pero no por lo largo, si no por las vueltas que mi mente dio durante todo el trayecto, no paré de conducir, ni tan siquiera para comer algo, o descansar un poco, tenía la mirada fija en la carretera, y mi concentración en ver si por una de esas cosas de la vida, podría recibir alguna información más aunque no fue así... Sobre las 22 horas entraba en la zona este... y sobre las 23 horas, ya estaba en San Martín... San Martín y tal como pude descifrar en el mensaje era un lugar enigmático... bastante solitario y pueblerino, Sus habitantes eran más bien cerrados a visitas y sobre las horas en las que yo llegue nunca solía haber gente ya por la calle. San Martín también es el pueblo donde nací, hice mi infancia y después de la muerte de mis padres y la dejé para no volver nunca.
Yo después de todos aquellos pensamientos que tuve a lo largo del día... pensé en mis padres... "Mis padres se dejaron de decirme algo" me decía... Aunque intenté pensar en alguna cosa más insólita que ocurriese en mi infancia... No hubo nada extraño más.

Eran las 23:50 de la noche.... Justo delante de la fuente... y inquieto y algo nervioso me puse a esperar minuto a minuto que se hicieron una eternidad...
El último minuto fue de infarto, lo mire segundo por segundo en el reloj... hasta que dio paso a las 12 en punto de la noche....

Yo me quedé quieto, petrificado, inmóvil, sin aliento, esperando el maravilloso suceso, un milagro, o que se cumpliera mi palpito, pero empezaron a pasar segundos, minutos, y todo seguía igual de silencioso... pasados 5 minutos me relajé y todo mi nerviosismo se convirtió en tristeza.

Unas lágrimas sucumbieron... sollozos mas bien silenciosos... quería gritar pero despertaría a todo el pueblo... con la cabeza gacha, me levanté cuando una joven chica estaba sentada a mi lado sin haberme dado cuenta.... pegué un brinco del susto.

-Hola... no te asustes, perdona por mi llegada, no era mi intención.
- ho..ho..Hola... perdón, pero esperaba algo... y bueno... para que contarte nada, voy a irme a casa estoy cans....
-Perdona que te interrumpa.... Tu esperabas algo y yo venía a buscarlo... Llevo esperando 20 años para venir a buscarlo justo aquí... donde estas tu ahora...
-Como??? Entonces eres tu esa cosa tan increíble que tenia que pasar a las 12 en punto???
-No lo se... a lo mejor Si...

Sonaron las campanas de la iglesia, mi reloj estaba atrasado unos minutos por lo que me empecé a sorprender...

Me senté a su lado, era una mujer muy bella, y emanaba una energía de su interior que en un instante mi corazón se dio cuenta de ello...

-Como te llamas???
- Soy Laura, la hija del carpintero de este pueblo...
-¿Laura? yo te recuerdo.... Yo soy Carlos... Viví aquí hace muchos años... con mis padres, en la Granja de las afueras...
-Si Carlos, se quien eres, entonces es a ti a quien buscaba....
-No entiendo... explícame eso...
-Tuve un sueño... hace 20 años... apenas era una niña de 7 años, y tu un joven de unos 12 o 13.... Un sueño que nunca olvidé porque decía que tal día como hoy, en este mismo lugar, Carlos... o sea tu... se convertiría en el hombre que mas me amaría nunca... y solo me enamoré a solas durante todo este tiempo para venir a buscarte hoy, y decirte que te Amo.

Yo no podía creerlo... me quedé inquieto, pero si es cierto que desde que vi a esa mujer, mi corazón se inundó de un algo extraño, como si la hubiese estado amando toda la vida...
Le explique mi sueño y mis palpitos de hoy, y que esperaba algo distinto a lo que se había encontrado.
Ella me encontró nervioso... se acercó a mi, me cogió el brazo y me acarició la cara y me miro con ojos brillantes, yo deje que mi cuerpo se fuera a las estrellas, y me dio el beso más maravilloso que jamás hubiese podido sentir... y dijo...
"El destino nos dio la señal, el tiempo nos da la razón, y nuestro corazón la única verdad"

FIN.
Un saludo a todos

Andres

P.d. Ya sabéis que hay más en cuentacuentos... Siento a los que esperabais algo terrorífico, pero en definitiva esta historia podría ser algo verdadero, o más bien algo que me gustaría vivir... El destino me dio la señal, el tiempo la razón, y el corazón la única verdad, ahora solo me falta el beso...




8 comentarios:

Anónimo dijo...

Antetodo, me alegro de tu vuelta y más si lo haces con relatos de esta categoría. Siempre me ha gustado como escribes. No puedo decir más ni menos, que eres genial!!!
De la historia, destacaría el giro que has hecho, empezando por una historia de suspense y terminando con un relato de amor y almas gemelas maravilloso.
Así que lo dicho Andrés, me congratulo por tu regreso. Un besito.

Anónimo dijo...

Se perfectamente de lo que hablas y no sé yo si duele más la enfermedad que las decepciones del alma, pero bueno, también hay gentes maravillosas que son las que nos deben de importar.
Espero que no sea nada importante lo que te ocurre y estés ya en fase de recuperación. Te mando todo mi ánimo y toda mi energía con mucho cariño.

Anónimo dijo...

Si el miedo y el pánico me va a traer ese tipo de cosas.. yo tambíen quiero que llegue esas noches de pánico y pavor...

Infinitos besos!!!!

Anónimo dijo...

Hola Andres! Que alegría volver a leerte! Y la historia genial! a todos nos gustaria vivir algo asi no?
Espero que los problemas de salud no sean graves nos regales más historias como esta ;)
Besos pistachos

Carla dijo...

Bueno... ¿Por qué teníamos que esperar algo terrorífico? Lo cierto es que seguro que muchos sí hemos escrito una historia de miedo, o similar... pero la tuya es muy bonita! Me ha gustado a pesar de que no creo demasiado en la fuerza del destino, y tampoco me consolaba cuando sí lo hacía...

Anónimo dijo...

A veces es mejor perderlo todo que quedarte con lo que no quieres...
Muy buena tu historia!!!!!

Anónimo dijo...

Dios, te he dejado el comentario para otra persona!!! Estoy leyendo tantas historias de cuentacuentos que se me va la cabeza!!!!
Jejjeje espero que sabrás perdonarme!

Ha sido genial tu historia, eso de que le hayan predestinado para encontrar el amor!!!

Anónimo dijo...

No sabía qué esperarme...
Yo me imaginaba un huracán, o un un fuego o algo por el estilo...
casi casi acierto... jejeje
un beso de chocolate!