16 de febrero de 2007

AL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS (Concurso San Valentin de CuentaCuentos)


AL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS.

*Alfred se decía…

-Me gustan estas fechas, donde por mi zona, en los países nórdicos, las aves llegan para aparearse, son principios de febrero, y el frío acecha en esta tierra, pero ellos que vienen de su largo viaje, se estancan en el valle para hacer sus rítmicos ritos amorosos y aparearse para luego volver a hacer un largo viaje a tierras mas calurosas.
Mi nombre es Alfred, y cuento esto de las aves migratorias porque es una de las partes de mi trabajo y porque descubro año tras año que vengo a ver este espectáculo que empieza a fluir algo mágico en el ambiente, algo distinto. La ciudad se acaramela, se vuelve dulce y más calurosa humanamente hablando.
Yo lo noto especialmente con Helena, el primer amor de mi vida, y la persona que me acompaña en mis aventuras de la vida y viceversa.

*Como narrador quiero aclarar que todo esto acompaña a que cuando las aves migran hacia tierras nórdicas se acerca San Valentín o también llamado día del los enamorados. Para aquellos que no lo sepan, Valentín era un sacerdote que en época Romana casaba por la iglesia a aquellas parejas que deseaban amarse hasta la muerte. Este hecho, estaba prohibido por la Roma imperial, Así que Valentín, fue perseguido hasta darle muerte por predicar el cristianismo. No se sabe mucho mas de él, pero si que a partir del año 1400 empezaron a celebrarse esta fecha de los enamorados, con envíos de poemas y cartas de amor. Hasta aquí es más un documento de información que una propia historia, pero es necesario estos datos para comprender lo que a continuación sigue narrando Alfred.

-Helena siempre ha tenido algo que yo nunca he podido comprender, es como saber que le has de preguntar algo que sientes que está escondido en ella pero no puedes preguntarle porque no sabes exactamente que es.
Radia una especie de energía sincopada y rítmica que te entrelaza en su vida sin posibilidad de evitarlo. Yo diría que ese es mi sentimiento de amor, pero en realidad a sido algo más que eso.

El día 14 de febrero, quise darle la sorpresa de su vida, algo diferente a un simple regalo, algo verdaderamente especial, que pudiéramos sentir ambos como algo maravilloso y que a la vez no demostrara mas que el amor y el afecto común que tenemos el uno por el otro.
Si os digo la verdad, a partir de aquí es donde entra la explicación anterior. Mi intención no era otra que llevarla al valle con las aves migratorias a la caída de sol y celebrar una unión mística y personal con ella de por vida, la idea evidentemente la saque de lo antes mencionado.
Sabía que nadie conocía aquellos parajes como yo, y tenía el lugar idóneo… un lugar donde se veían las aves y el lago casi por completo congelado y rodeado de montañas blancas…


Llego el día esperado, fui a su casa, la recogí por sorpresa, le tape los ojos, y la monte en el coche… En el trayecto algo raro ocurría, ella estaba silenciosa, pero a la vez sentía como si su alma inquieta me hablara y mi corazón se aceleraba por momentos. En algún momento hasta me pareció que el coche estaba volando por encima de la carretera, no se, muy extraño, pero a la vez me sentía como involucrado en esa magia que creía seguro fruto de mi imaginación y de la ilusión por la sorpresa.

Y allí ocurrió todo, llegamos al lugar, le quite la venda de los ojos, ella sonrió entre lagrimas y yo le dije que quería amarla hasta el final de mis días. Ella me abrazó y me susurró al oído que era la mayor y mas grande sorpresa que jamás nadie le había dado y que viajaríamos por la vida siempre juntos, cosa que me emocionó. Ambos lloramos un largo rato abrazados a la caída del sol.


- Alfred… Cierra los ojos, respira hondo, despliega tus brazos y piensa en mi. Cuando me veas aparecer volando abre los ojos. (me susurró)

Yo sin preguntar pero teniendo unas ganas enormes de hacerlo simplemente le hice caso, cerré mis ojos, respiré hondo, y desplegué mis brazos. En un instante se apareció la imagen de una bella ave de color blanco destellando en mi mente y acercándose a mi. En ese momento no pude más y abrí los ojos.

Un salto enorme di cuando ante mis ojos pude ver lo que allí había. La nieve desapareció, el lago brotaba de agua, era todo primaveral, y a mi vera la misma ave blanca que vi al cerrar los ojos…

- Alfred… hemos de partir.

- ¿Cómo?

- Despliega tus alas y vuela conmigo.

- Pero…

- Me gustó tu sorpresa, pero ahora hemos de partir con los demás, tu y yo juntos, para siempre.

*Helena y Alfred emprendieron el vuelo junto a todas las demás aves, y es que a veces soñar ser humano no es tan difícil para un ave, que para un humano ser tan romántico como un ave desde el principio de los tiempos.

Fin.

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