Y es que cuando el día se va,
los sueños aparecen cuando quieren,
cuando las sonrisas se van,
miradas de ojos que se entretienen,
Y la nostalgia grita profunda en una garganta silenciosa de medianoche, y se dice una y otra vez "no te ahogues sobre tus pensares, sino nada sobre ellos". Y así poco a poco crece la simpática levedad de una solitaria existencia que va destinada a fortalecerse en cuerpo y alma.
De nuevo un día crece, esperanza siempre en altos altares, aprendida la lección de la noche anterior, se presupone más fácil la búsqueda de aquel naufrago que fui y encontró la costa.
Vivo por y para mi, porque más que yo no creo que pueda quererme nadie.
Y esto... no es solo una verdad sencilla, es simplemente mi sencilla verdad.
Saludos.
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