14 de mayo de 2008

UNA HISTORIA MÁS DEL NIÑO BURBUJA.


Quien no se sorprende al ver a cualquier crio, a un renacuajo evolucionar dándonos aquello que nosotros mismos hemos hecho y no podemos recordar.
La inocencia de no ser adulto, ese mundo que de pequeños nos creamos, nuestro modo de entender lo que nos rodea sin pautas ni reglas.
Los niños son nuestra esencia y al ir creciendo pierden todo aquello que es surrealista para un adulto e incluso nos olvidamos por completo.
Evidentemente enseñamos a esos niños a sobrevivir en esta jungla, una sociedad que nos marca, como si estuviera predestinado a que así fuese.
Dicen que los de signo cáncer tenemos una memoria extraordinaria, y bien es cierto en mi persona, algo estrambótico si contamos con que cuando empecé a tomar antidepresivos y ansiolíticos hace ya más de dos años no podía recordar lo que hacía de un día para otro o si había visto a alguien ese día o fue otro distinto por poner un ejemplo. Siempre me ponía malo cuando algún lapsus de memoria me invadía, me ponía enfermo. Gracias a Dios o a quien quiera que sea, eso ya es un poco historia aunque aún tengo algún lapsus pasajero.
Explico esto porque con mi gran memoria burbujiana recuerdo muy bien mi niñez, y cuando digo niñez hablo de edades muy tempranas.
Ser niño es maravilloso, quizás yo fui un poco especial, quizás unos marcianos le pusieron una semillita mi madre y salí yo. A veces pienso en aquella voz que me seguía...
Recuerdo un episodio de mi vida en la cual yo iba al parvulario, tenía 4 años. Mi abuela solía ir a buscarme cada día, la verdad es que el parvulario estaba cruzando una calle y caminando un par de manzanas, resumiendo 5 minutos. Como todos los días mi abuela se dispuso con su talante habitual a buscarme al parvulario. Los niños empezaron a salir pero yo no salía por ninguna parte. Es evidente que mi abuela la pobre entró en un estado de catastrofismo extremo cuando supo que yo no estaba en el colegio. Esto es algo que no se, pero me imagino que aparte de pensar donde carajo podía estar y cagarse en mis muertos, estaría pensando como se lo diría a mi madre ya que mi abuela que en paz descanse siempre había tenido en el cuidado y atención de hijos y nietos un más que sobresaliente.
Desde mi punto de vista (de niño) la cosa cambia, porque definitivamente yo salí con todos los niños y mi abuela no me vio y es evidente que yo tampoco a ella. Seguramente ya estaría dentro del parvulario pegando voces.
La cuestión es que para mi se hizo una eternidad esperar allí así que lo que decidí fue ir a la puerta de mi casa. Estando a dos manzanas y un cruce de calle y habiendo hecho ese camino tropochocientas veces pues me fui.
Lo siguiente que recuerdo era al portero de mi casa el Sr. Domingo (otro día hablaremos de él) sorprendido y sin saber que hacer. El hombre con toda su buena fe me preguntaba por mi abuela pero yo en mi momento de poca claridad decidí no hablar.
Lo siguiente que recuerdo es a mi abuela llegando a casa sofocada, histérica y cuando me vio allí me dio unos cuantos zarandazos y me perturbó más todavía...
En fin era tan pequeño que no podía explicarles de un modo claro y adulto que me vine a casa porque no vi a nadie en el parvulario pero eso son solo cosas de niños.

Como esta hay muchas más historias, como la del alambre oxidado, la magdalena torera o la del propio "mundo de Yas" que ya he explicado escondido en algún cuento.

Es una pena que olvidemos que es ser un niño, que nuestro raciocinio esté establecido por reglas que aprendemos conforme nos hacemos adultos.

Pienso que quizás y solo es un pensamiento y solo es un quizás, el mundo funcionaria mejor si fuéramos almas limpias, como la de los niños.

Un saludo.
Mundoyas.

2 comentarios:

Jara dijo...

yo tengo lagunas bastante profundas sobre mi yo de niña. Recuerdo muy pocas cosas y muchas de ellas creo que de tantas veces que me las han contado las he recreado en mi mente hasta tal punto que creo que las recuerdo tal cual.

Y sí quizás el mundo funcionara mejor así, con almas de niños, pero teniendo en cuenta que no son mi punto fuerte no estoy muy segura de poder soportarlo :P


besotes Dres

Klover dijo...

Puede que esté de acuerdo contigo Andresillo...no me importaría probar lo de las almas limpias...

Besotes a granel!