22 de junio de 2014

El día que conocí la independencia de verdad

Anoche, entre copas y risas surgió una historia que tenía olvidada, una de esas historias de fenómenos paranormales.

Fue uno de los últimos años de instituto no recuerdo exactamente cual, cuando había alguna festividad ni me fijaba que día era, mi único interés radicaba en tener un día libre, en realidad aunque ahora me pasa lo mismo, al menos se que día es.

Pues uno de esos días de festividad, que despiertas en casa de tus padres con toda la familia y que te ocupan el ordenador, la tele y pasas la mañana como buenamente puedes, después de llamar a unos colegas y darme largas por todos los sitios, a media tarde decidí salir a darme una vuelta.
Era un día bastante solitario, no había mucha gente en la calle, así que me puse a caminar, fui hacía Lesseps, Mayor de Gracia, Paseo de Gracia y cuando quise darme cuanta estaba llegando a plaza Catalunya.


Ya pasado la calle Aragón, me percaté que no había nadie en la calle y cuando digo nadie, es nadie.
No le di más importancia aunque ya llegando a Gran Vía, divisé unos cuantos furgones de la policía.
La cuestión es que me pregunté si pasaba algo, cuando llegué a Plaza Catalunya estaba totalmente desierta y ahí ya si me asusté un poco, así que, como vi más furgonetas de la policía por la zona, decidí cruzar la plaza e irme Ramblas para abajo.
Cuando estaba cruzando la plaza en diagonal desde el Corte Inglés hacia las Ramblas, empecé a sentir un murmullo lejano cada vez más cercano y cada vez más sonoro, era ruido de gente.
Justo cuando pisé la estrella del centro, aparecieron de la nada miles de personas corriendo hacia donde yo estaba. Me quedé tan "flipao" que tardé unos segundos en reaccionar y ponerme a correr hacía las otras Ramblas, las de Catalunya para evitar se aplastado por la multitud.
No morí aplastado, pero en poco menos de 5 minutos había una guerra campal, entre gente y policía. Era 11 de septiembre, la Diada y yo me vi allí sin comerlo ni beberlo, no sabía nada de nada del tema político ni sentimental, tampoco era de mi interés.
La verdad, me cogió un enfado monumental y me prepuse llegar a donde había dicho, a las Ramblas.
Llegando a la calle Pelayo habían varios contenedores quemados, al cruzar la calle, Ramblas para arriba venían una fila de mossos todos agarrados arrastrando a la gente hacia arriba si hacer distinciones, se pararon a la altura de la entrada del metro de Plaza Catalunya y allí se quedaron.
Eso me enfadó más aún y por mis santos cojones iba a pasar para seguir mi camino Ramblas abajo. Me acerqué con algo de cautela, y les pedí paso, les dije que yo no estaba con esta movida y que solo quería ir calle abajo, no solo no me dijeron nada si no que además me empujaron.
Ya tenía los pelos como escarpias... Así que volví a decirles que me dejaran pasar, que lo que no quería era dar la vuelta por el otro lado y que no quería problemas. Me volvieron a empujar.
Me di media vuelta cogí la calle Pelayo, pasé por los contenedores quemados, cogí el primer cruce hacia abajo, di la vuelta por Escudellers y me planté en las dichosas Ramblas. En las Ramblas con Escudellers, miré aquella fila de policías y me dije, "que cojones, voy a decirles algo".
Subí, le toqué el hombro al policía al cual le había hablado antes y solo le dije "Ves, al final he pasado, no era tan difícil hombre...". Inmediatamente, me di la vuelta y me las piré para abajo, mi suerte que estaban agarrados y no se podían desenganchar. 

Esta a sido mi historia, desde entonce me fijo más en los dias festivos pero sobretodo donde me meto en uno de esos días.
No voy a hablar de política, no he nacido en Catalunya, pero me he criado en el barrio de Gracia, con los años he comprendido el sentimiento catalán, lo he hecho mio y le tengo un gran respeto.
Esta es una historia que habla de la ignorancia de cuando uno es joven y no le importan muchas cosas, bueno si, la música y la fiesta y las pamplinas de la edad, que también son necesarias para evolucionar luego.


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