20 de agosto de 2007

CUATRO OJOS, DOS REALIDADES (PARTE 1) (CUENTACUENTOS)


Todo el mundo va a su bola, menos yo que voy a la mía. Así se resumiría todo lo ocurrido en esos días. La verdad es que uno va cegado en su propio camino mirando siempre al frente sin girar la cabeza, sin divisar más allá de su propio destino, pero cuando la luz aparece por la razón que sea, incluso la más inhóspita, la cosas cambian repentinamente para todos…

“Voy por la avenida, estoy cerca del centro de la ciudad, mi mirada sin colores no comprende muchas cosas, como por ejemplo que esos seres de dos patas cruzan cuando una luz cambia de posición en un palo y unos grandes seres que no parecen tener vida se paran con más de esos de dos patas dentro de su estomago. Luego cruzan al otro lado como si fueran borregos, empujándose unos a otros sin explicación. La verdad me sorprende porque no suelen tener cola con lo que nunca se les ve la cara sonriente, debe de ser un defecto genético. Yo siempre me pregunto que hago yo viviendo en un mundo como este donde los que son como yo van amarrados con correas y viven en unos sitios llenos de cosas inútiles para nosotros y que nos limita en espacio. Por suerte yo puedo ir a mi bola, igual que estos especímenes de dos patas que no se relacionan como nosotros con el primero que vemos. Ellos son metódicos, individualistas, y parece que no tienen amor por lo que les rodea. Me han dicho que el amor es de color rojo, bueno eso es una hipótesis porque yo no puedo verlo para verificarlo, pero la cosa es que me encontré con uno de esos llamados hombres a los que me acerco para pedirles comida (algunas veces me dan algo y otras me pegan patadas) y se quedó un buen rato acariciándome que es algo que me gusta sobre todo si es detrás de mis orejas. La verdad es que soy desconfiado con unos seres que a primera vista se creen superiores o más inteligentes, más que nada porque no me gusta recibir patadas o encontrarme con esos que capturan a los de mi calaña para vete a saber que hacen con ellos. Pero este era distinto, se percató de mi soledad, y la verdad es que nosotros somos fieles amigos de esos hombres, o eso me dicen los que van con su correa dictándome con su meadita que estoy en su territorio.

Como digo voy por la avenida, sin comprender bien muchas cosas, pero acompañado de uno de esos hombres que me indica que lo siga. He de decir que estos seres o “hombres” de dos patas tienen diferencias, también hay machos y hembras, y de forma bastante clara se ve que la hembra es más sensible y el hombre que yo seguía era hembra. Tampoco tengo nada más que hacer que no sea comer, dormir, mear y cagar así que algo distinto no viene mal, una aventura nueva con una desconocida hembra que parece ser apacible y que aunque no tiene cola sonríe. Me está llamando por un nombre, yo no tengo nombre, o eso creo, lo único que recuerdo de mi niñez es a un hombre más pequeño que los demás decirme –Adiós Harry-, y dejarme en una plaza desértica de la ciudad en época de mucho calor, desde entonces he aprendido a subsistir en soledad y con la ayuda de algún hombre. Me llamaba “Ven conmigo perrito” y silbaba para llamar mi atención. Yo en muestra de confianza le muestro en plenitud mi movimiento frenético de cola.

¿Qué pensará ese ser de mi? ¿Por qué quiere que le siga? No sé, nosotros no le damos muchas vueltas a las cosas, más bien lo hacemos por intuición, pero esa hembra quería llevarme a algún lado y quería mi compañía. ¿Será eso lo que llaman amor? Creo que es la primera vez que no voy a mi bola…

Esta historia no acaba aquí, sigue en el blog de Niobe, podéis acceder dando AQUÍ.

Bueno, esta historia después de algún tiempo de sequía de escribir, se la dedico a niobe, por construir la frase conmigo, por escribir la historia conmigo y por compartir tantos ratos conmigo. Muchas gracias.

Un saludo.

Andrés...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Un placer escribir, crear y compartir contigo todo esto... Espero que se repita más veces, porque has hecho que sacase lo mejor de mí...

Gracias por sacarme una sonrisa con este relato y por mostrarme tanta dulzura, aunque a lo mejor ni te hayas dado cuenta...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Pugliesino dijo...

Me acuerdo cuando me quedaba a solas con mi Nela y me preguntaba, le preguntaba que piensas? Y ladraba y saltaba y
creo que mas bien se preguntarán ellos en que pensamos nosotros ? Porque no cabe en mente alguna abandonar o mejor arrancar sin mas el cariño o despreciar el que ellos nos dan. Dificil es ponerse en la mente de un animal que vive entre humanos y haces un buen trabajo. Enhorabuena a los dos por despertar un tema que nunca debe estar dormido.
un abrazo

Pedro dijo...

Pues un punto de vista muy innovador el hacer el protagonista de la historia a un perro, que en casi todas sus perrunas reflexiones tiene más razón que un santo.

Yo lo siento pero no me salió nada con la frase, aunque estoy disfrutando con todos los cuentos que han salido de ella.

Voy a continuar con Niobe.

Un saludo,

Pedro.

Anónimo dijo...

Pues me ha parecido un relato maravilloso, lleno de ternura y reflexión, de sensatez y realidad triste...
Entre los dos los habéis hecho divinamente.

Ahora me voy que tengo que decírselo a Niabe.


Besos, esperando que estés bien!


Äfrica


P.D. Yo estuve ausente por motivos personales pero ya estoy de vuelta y escribiendo de nuevo.

Klover dijo...

Por fin os leo! Ya era hora! Ainhs! Esto de tener solo una hora al día de "internetes" es un asquete...a ver que mire la hora...oooohhh!!! 10 min para comentarte, leer a Niobe y comentarla a ella también!

Pues decirte que se me ha hecho muy entretenido y curiosa la forma que le habéis dado a los pensamientos caninos de un perrito abandonado. Me voy corriendo a seguir con la historia! A cuidarse!

Carabiru dijo...

Hecho!
Leído aquí y luego allí, tengo que decir que... vais directos a mi lista de recomendaciones de esta semana.

Me ha encantado como habeis utilizado la frase, y sobre todo el punto de vista perruno, jejejej muy original.

Felicitaciones por hacerlo tan bien.

Salu2