3 de diciembre de 2011

El tiempo infinito.

El motor de todo es sin duda esas pequeñas metas, esas ilusiones, las carreras ganadas, las perdidas, las que te has quedado a medio gas, en las que brillas y deslumbras, las que te caes y tropiezas.
Recuerdo cuando cumplí algunos de mis pequeños sueños, digo pequeños porque lo son aunque para mi fueran la más enorme de las proezas. Lo contento que se pone uno cuando llegas y lo consigues después de muchos intentos. Por eso después de los años, las pequeñas proezas en mi vida, las consiga o no, son siempre motivo de satisfacción. Porque de lo que hay que sentirse orgulloso no es de conseguirlo solamente, si no de las infinitas veces que puedas intentarlo sin éxito, porque el intento es lo que empuja al éxito, sin él nada tendría sentido. Por eso normalmente siempre me siento bien (también tengo mis días malos como todo el mundo), porque siempre lo intento, lo consiga o no, el esfuerzo merece la pena.


El tiempo es infinito...

Saludos.
Mundoyás

1 comentario:

Elly dijo...

Cierto es, el tiempo es infinito, convertido en un capricho a veces para algunos, que no saben tomárselo en serio.

El fracaso está allí para enseñarnos a caer, a encontrar la satisfacción en el triunfo. Si he de elegir, prefiero hacerlo por mi misma, sin esperar a que me lo den todo ya masticado.